A pesar de ser un país independiente, la presión económica de empresas multinacionales y los intereses de la élite local están aumentando las carencias estructurales de un archipiélago que parece estar también arrojado trágicamente al monocultivo del turismo de masas.
Tras la reciente polémica sobre la privatización del Palacio de Cultura “Ildo Lobo” a manos de la empresa portuguesa Electra, que pretendía crear unas oficinas de cobro en un espacio tradicionalmente dedicado a la cultura, la construcción de nuevos resorts turísticos en la isla de Sal con un fuerte impacto ecológico o la incorporación de la Cabo Verde a la OTAN , nos llega una nueva noticia de relevancia por ser un efecto más de la globalización en Cabo Verde.
Esta imagen que bien pudiera tratarse de cualquier atentado ecológico en el barranco de la Ballena en Las Palmas de Gran Canaria, sin embargo esta vez se trata de otro lugar, por igual isleño y africano. Desde la isla de Santiago, Archipiélago de Cabo Verde, jóvenes alzados nos hacen llegar la siguiente noticia.
En una ribeira de la capital del país, Praia, vienen produciéndose desde hace algún tiempo vertidos incontrolados que repercuten negativamente en la calidad de vida de la gente, una vulneración del medio ambiente que repercute en zonas donde antaño jugaban los niños descalzos, reinando hoy la más completa y vergonzosa falta de higiene.
Parece que los presuntos responsables pueden ser las compañías Coca Cola, Electra y la nacional Ceris. Según nos cuentan las fuentes consultadas, las autoridades locales han dado con la solución: en los últimos días han aparecido máquinas que pretenden hacer un pasillo que posibilite que toda esa cantidad de basura llegue al mar. Parece que el problema, ahora, se le va a plantear a los pescadores que acostumbran a salir a faenar con sus botes cerca de una playa próxima a la desembocadura del barranco.
Desde Canarias, queremos animar a la juventud caboverdiana, a la juventud criola, a luchar para la consecución de un futuro distinto al que desgraciadamente ha acontecido en Canarias. Aún están a tiempo.
Unidos. Sólo unidos, seremos capaces de encontrar un futuro de prosperidad y felicidad para las nuevas generaciones de nuestros países.
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